EMOCIONES ENCONTRADAS. Un relato que les conmoverá..!! De la vida real.
- General Oswaldo Moreno
- 28 sept 2018
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 30 oct 2021
Por Oswaldo Moreno /Hollywood-La Florida-EE.UU. / martes 25-sep-2018 / 17h30

EMOCIONES ENCONTRADAS
Un semáforo con luz amarilla intensa les parpadea indicando que la zona escolar no admite más de 15 millas por hora, estaban llegando a la Ciudad de Hollywood en La Florida. La casa Nro. 7101 de una calle con pocos peatones les detiene, José Hidalgo -amigo del General Oswaldo Moreno de años- le acompaña a un encuentro que el destino ha programado entre un militar ecuatoriano -El General- que fuera instructor de Artillería Antiaérea del Teniente Hernán Cáceres Moreno (Ahora Teniente Coronel en servicio pasivo) y la señora Dra. Julia Panta Quevedo Vda. de García, esposa del legendario Héroe Nacional del Perú, Luis Alberto García Rojas, Título que con todo mérito el Estado peruano le otorgó por su extraordinaria valentía al inmolarse por su patria, cuando cumplía una misión de alto riesgo en el sector de “Coangos” en el Conflicto del Cenepa con el Ecuador, el 29 de enero de 1995, ese preciso día en el que el joven Teniente Cáceres informaba a su Comandante la manera como había derribado al intrépido piloto peruano apodado “Mac Giver” que por esta vez no logró sortear el voraz misil enemigo que se lo llevó para siempre.
Sería este hecho el centro de atención de la tertulia, el único e insólito acto en donde las leyes peruanas otorgan y reconocen el título de Héroe Nacional del Cenepa en la persona del Señor Capitán de artillería y piloto de aviación del Ejército, Don Luis Alberto García Rojas, ahora con el grado de Mayor post mortem.
Pero será su esposa la que nos cuente su extraordinario acto de fe cristiana que hizo ‘mover montañas’ hasta lograr que su extinto esposo sea reconocido como Héroe, apesar de la oposición de sus propios compañeros de promoción -entre ellos Ollanta Humala- que más tarde fuera Presidente del Perú (2011-2016) y que el azar del destino hiciera que le condenaran a él y su esposa a 18 meses de prisión por actos de corrupción...
Julia, es una señora que presenta rasgos duros en su piel, como que la ingratitud de los mandos militares peruanos y del poder político le han ido mermando la rigidez de su tez trigueña que acompaña unos profundos ojos tristes que denotan sufrimiento y resentimiento, juntas las dos penas a la vez.
Su cabello rojo cobrizo y lacio se esconde de entre sus hombros y su delgada anatomía muestra un grado de invalidez notorio que lo hace sufrir con fuerza en forma paulatina y que se agrava con el pasar del tiempo.
La tan distinguida abogada, es ávida conocedora del Derecho Constitucional, cátedra que hasta el día de hoy la ejerce a distancia para sus alumnos de la Universidad de Lima.
El General se presenta y José -su amigo- corresponde el saludo cuando Julia le extiende la mano en señal de cordialidad y buenos deseos.
─Buenas tardes doctora ─dice en forma cortés el General─.
─Bienvenido General ─contesta ella.
Un par de perros de raza Yorkshire Terrier reciben a los intrusos visitantes con esos característicos ladridos chillones. Uno de ellos -el más pequeño- le recuerdan al General las travesuras que no dejaba de hacer “Michelín” su querida mascota que le acompañó algunos años y que producto de un infarto lo dejó con una profunda congoja.
─Ese se llama “Rambo” y esa “Princess” ─dice la anfitriona, señalándoles con el dedo índice en forma casi directa─.
De pronto aparece Isabella ─su nieta consentida─ y con un lloro persistente trata de llamar la atención de su querendona abuela.
Con caminar pausado y como cansado se presenta “Lucky” un gato inmenso, de ojos verdes lagañosos, color negro azabache y obeso a causa del buen trato y vida sedentaria. Es el mimado de Julia que al mismo tiempo señala la sala como lugar de tertulia.
No se logra observar ningún recuerdo militar en las áreas sociales no así en el estudio en donde se siente la presencia viva del héroe peruano. Sí... es una casa modesta la que habita desde hace 12 años la tímida señora que cuenta con orgullo que su extinto esposo era cariñoso, preocupado y hogareño... al momento de su muerte estaba pagando el crédito de una bicicleta que había obtenido y que el mismo construyó los endebles muebles de su hogar cuando estaban recién casados.
El diálogo fluye y en forma voluntaria Julia topa el candente tema. Antes de eso, la señora invita a sus visitas al comedor para degustar de un sabroso postre limeño y el arte culinario es un largo tema de debate entre José y Julia. Mientras los contertulios se muestran fotos en sus celulares de los mejores restaurantes de comida criolla peruana, el General observa con detenimiento cada detalle de su entorno: hay muebles traídos de la misma Lima; la decoración está inerte porque falta el toque masculino que los militares suelen poner con sus adornos y muñecos uniformados; al fondo se observa a los dos perros marrones que duermen con las patas abiertas queriendo tener la panza fresca por el intenso calor que hace; una corta piscina que ya nadie usa; y, junto a esta, una serie de juegos infantiles que con seguridad los ocupa Isabella.
Comienza la tensa conversa y Julia le hace al General dos preguntas técnicas que con seguridad responde el militar que no deja de ver el rostro tensionado de la inteligente dama.
─“¿Dígame General, qué medidas toma el piloto de un helicóptero de ataque cuando es interceptado?”—pregunta la indignada mujer─.
─“Bueno, déjeme decirle que los pilotos cuando se sienten interceptados electrónicamente, ejecutan de inmediato medidas contra electrónicas. Le explico mejor...”
─El General se dirige a una figura cercana del escritorio y le enseña lo que hacen las ondas electromagnéticas cuando chocan con la estructura del helicóptero ─Efecto Doppler─ pero parece que a Julia no le interesa la explicación pedagógica que recibe.
La excelsa jurista saca tres fotografías ampliadas del momento mismo del lanzamiento del misil Igla por parte del Teniente Hernán Cáceres que desde la cima de un árbol, enganchó y disparó al mismísimo helicóptero MI-8 del Capitán Luis Alberto García Rojas.
─“Este es el helicóptero de combate MI-25, que debía ir en la punta del escuadrón... y lo digo ‘debía’ porque Luis Alberto (Mac Giver) no debía estar a la cabeza como carne de cañón porque su helicóptero no era de ataque sino de transporte de tropas y abastecimiento ...” ─expresa la indignada abogada─.
─“Explíqueme mejor que debía hacer el piloto del MI-25 cuando vió los misiles que los seguían a Luis Alberto ....General” ─pregunta Julia en forma inquieta─.
El General observa las fotos milagrosamente captadas por un reportero limeño que son las pruebas fehacientes del acto heróico del Capitán García y dice:
─“Los pilotos de helicóptero no pueden detectar señales de enganche de radares tácticos porque vuelan muy bajo, por lo tanto, ellos fueron sorprendidos por los artilleros antiaéreos ecuatorianos. Las reacciones se cuentan en milésimas de segundo y es muy difícil que en ese momento de tensión los pilotos puedan activar las medidas contra electrónicas (láminas de aluminio) sino que -con certeza- ejecutaron maniobras de evasión y escape durante ese vuelo táctico” ─termina diciendo el General─.
Acongojada la sorprendida abogada, explica a sus visitas, en forma lenta y pausada que su esposo formaba parte ─en ese mismo momento─ de un escuadrón conformado por 4 helicópteros: 2 MI-8 y 2 MI-25.
El General pide la venia de la señora Julia para tomar fotografías del estudio cuyas paredes sostienen el Título de Héroe Nacional del Cenepa de Luis Alberto, Diplomas, condecoraciones, un banderín del Batallón de Asalto y Transporte Nro. 811 “Mayor Luis Alberto García”, placas honoríficas, un gran cuadro de cuerpo entero con overol verde del gran Capitán, foto que ha indignado a los pilotos de la FAP por el mero hecho de usar el overol que caracteriza a los pilotos de la Fuerza Aérea y entre todos sus invalorables recuerdos, destaca uno por sobre la esquina izquierda del estudio: el sable que Luis García lo recibió en su graduación de Subteniente de artillería de las manos del expresidente peruano Belaude Terry por el año de 1985.
Una ‘pila’ de documentos legales y pruebas fehacientes del largo juicio ganado al estado peruano, hace ver la meticulosa investigadora e indignada mujer. El General, no deja de mirar las fotografías ampliadas que reposan en el filo del escritorio: las observa y analiza...
En su mente pasan muchas imágenes sobre el acto: la trayectoria del misil; su alumno artillero antiaéreo que debió estar en algún lugar de esa extraña fotografía; la bola de fuego; la destrucción total de la indefensa aeronave; las familias de los implicados; la noticia que se regó en ambos países; junto a todo esto, los efectos de tristeza y felicidad que cada bando asumía.... en fin, había EMOCIONES ENCONTRADAS, en ese instante de silencio y meditación que el General recuerda con nostalgia y profunda pena, especialmente por los militares de Ecuador y Perú caídos en combate.
Son casi las 19h30 y a esas horas, el cielo refleja sobre las ventanas de la pequeña casa sus bellos colores en amarillo, rojo y turquesa como abriendo el cielo para dejarle ver la esbelta figura del valeroso Capitán de artillería y patrono de la Aviación del Ejército peruano, junto a su casco con mica infrarroja bajo su brazo.
El General toma un documento de alto valor afectivo y lo saca de un sobre amarillo manila, repasa brevemente lo que va a leer. Con delicadeza y pausa extrema empezó diciendo:
─Distinguida señora, en mis manos traigo una carta dirigida a usted del señor Teniente Coronel Hernán Cáceres Moreno, del Ejército ecuatoriano, pido su venia para leerla... ─dice en voz pausada el tenso General─.
"Sra. Dra.
Julia Panta Quevedo, Vda. de García.
Saludos cordiales a usted y a su familia.
Los pueblos han forjado su historia y su honor en gestas y luchas numerosas en las cuales aquel que ha tenido la determinación de hacer respetar lo suyo enfrentó al ajeno, superó sus propios miedos y encontró sus propias decisiones, impulsadas por el eterno espíritu del valor, el heroísmo y el amor patrio, así lo hicimos en el ALTO CENEPA, los soldados profesionales de ambas naciones, que guiamos con ímpetu inquebrantable nuestros recursos humanos y bélicos al cumplimiento de nuestra sagrada determinación en defensa de nuestra soberanía nacional y en defensa de nuestras familias y nuestra adorada tierra en la que nacimos y nos enamoramos y aprendimos a amar aquello, por lo que finalmente decidimos, de ser necesario, dejar de existir.
Los guerreros que escogimos serlo, superamos mil obstáculos que nos presenta el quehacer intenso de la milicia profesional, hasta lograr alcanzar la realización suprema de la razón de ser de la existencia castrense, transitar asiduo por el campo de batalla, que es donde nuestras cuerdas vocales se silencian y nuestro brazo decisor acciona la maquinaria bélica, para explicar al ajeno el argumento de nuestra lucha, ese fue el momento que el destino escogió para mí y ese mismo el instante en que el devenir de las circunstancias colocó a Luis Alberto García Rojas, en el mismo tiempo y lugar, cada uno interpretando los hechos como nos enseñaron desde el vientre de nuestras madres y el corazón amando a nuestra tierra sagrada, como lo aprendimos desde niños.
Estimada doctora, mis sentimientos de respeto y más altísima consideración para usted, una incansable luchadora por la reivindicación del reconocimiento que su esposo siempre mereció, por el servicio a su nación la República del Perú, pero sobre todo por la innegable determinación que su amor por Luis Alberto y por sus hijas, ha demostrado a todo un pueblo, el heroico accionar de su esposo que ha llenado de orgullo y sentimientos patrióticos a su país, partiendo al cielo de los héroes donde se ha inmortalizado.
HERNÁN ALFONSO CÁCERES MORENO Teniente Coronel de Estado Mayor (S.P.)
Héroe Nacional-Ecuador.
27 de Septiembre de 2018”
Un silencio sepulcral reinó en el ambiente de tertulia ... nadie dijo una sola palabra hasta que Julia, siempre valiente y frontal dijo:
─“Agradezco la carta del Teniente Coronel Cáceres, yo estoy bien clara que cada uno cumplía su deber para con la patria a quien defendían, lo único que deseo es que ustedes los militares deben comprender que no solamente sufren ustedes sino también nosotros como familia y espero que la paz firmada sea para siempre...”
José pide el celular del General y hace algunas tomas de este gran momento. Quizás, este acto protocolar, íntimo y afectivo no interese a mucha gente, especialmente a los mandos militares peruanos de la época, porque fueron ellos los que ocultaron al pueblo peruano la verdadera tragedia que vivieron las Fuerzas Armadas del Perú y tan solo la historia se ha encargado de juzgarles a algunos de ellos por el delito de presunta traición a la patria, al haberse enriquecido ilícitamente con los recursos del Estado durante el conflicto y habiendo sido parte de una nefasta y oscura red de corrupción. Algunos oficiales peruanos incluso, escribieron su propia guerra, cambiando datos y mintiendo, mostrándose como los vencedores de un conflicto que sólo dejó penas y desolación en las familias de los caídos y en los mutilados de combate un dolor inmenso que jamás podrán aliviarlo por culpa de la inoperancia política y de la obsoleta diplomacia de ambos paises que fueron incapaces de solucionar un problema fronterizo que se veía venir...
Es hora de partir, el General ofrece enviarle el relato de sus sentimientos encontrados a la doctora Julia que despide a sus ahora amigos con diligencia y respeto.
Se apaga el foco de la blanca puerta de entrada y los ojos verdes del gato de Julia se dejan ver y traslucen una pena que al parecer nos dice que no lo podremos volver a ver... está viejo y cansado, ya quiere descansar...
El General cierra la puerta del auto de José y alcanza a leer la dedicatoria que escribió Julia a Hernán Cáceres en el libro “El valor de la Lealtad” de su autoría, que dice:
“Tte. Crnel. Hernán Cáceres.
Gracias por su misiva y esperemos que estos actos heróicos sirvan para formar la paz.
JULIA PANTA Q.
25/09/18”
También lee en silencio la otra dedicatoria:
“Gral. Oswaldo Moreno
Con mucho aprecio, esperando que esta nueva amistad sirva para hermanar nuestros pueblos y luchar por la paz.
JULIA PANTA Q.
26/09/18”
El General cierra los ojos y agradece a Dios por haber hecho posible este encuentro tan esperado entre dos personas que buscan la paz definitiva para estas dos naciones hermanas.
El General escribiría en sus memorias algo que espera llegue a los responsables de la política y de la diplomacia:
“Que la paz alcanzada entre estos dos pueblos hermanos perdure y selle toda una historia de frustraciones y dolor de las familias de los caídos en combate y de los combatientes del Cenepa -de los dos países- que defendieron con honor su patria y su historia...
(EMOCIONES ENCONTRADAS, Un relato dedicado a las familias de los caídos en combate, a los mutilados y a los combatientes del Alto Cenepa de los dos países).
Miramar-La Florida-EE.UU.
Viernes 28 de septiembre de 2018
13h28
Atentamente.-
General Oswaldo Moreno
Ejército ecuatoriano
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