ENTRE LAS ISLAS DE CÓRCEGA Y ELBA: EL GRAN NAPOLEÓN Y EL COBARDE CAPITÁN
- General Oswaldo Moreno
- 22 oct 2017
- 4 Min. de lectura

ENTRE LAS ISLAS DE CÓRCEGA Y ELBA, es una corta narración que describe lo que por aquí pasó hace 250 años: Desde que EL GRAN NAPOLEÓN Bonaparte viera la luz en las montañas de Córcega (1769); la isla de Elba lo acogiera en su obligado exilio (1784); y, el mar de Liguria como testigo de su desafortunada huida hacia Cannes (1785) para finalmente ser desterrado a la lejana Isla de Santa Helena en medio del Atlántico, donde falleció (1821) sólo, triste y abandonado a la edad de 51 años.
Luego, hago un recuerdo que por esos mismos mares naufragó uno de los cruceros más grandes construidos jamás en los astilleros navales italianos: el Costa Concordia por negligencia de su Comandante EL COBARDE CAPITÁN.
… Al parecer nos hace buen día porque ni el sol ni las blancas nubes podrían obstaculizar el paisaje que nos ofrece en alta mar el sector corrientoso de Liguria en la parte septentrional de la Córcega francesa. Sin embargo, un nubarrón plomizo se puede divisar a lo lejos y lo que vendría después quedó fotografiado y filmado para mi registro y posterior uso. Sugiero, entonces, a mi esposa que me acompañe al piso 16 de este gran barco (crucero) y como historieta le voy narrando lo que por esos lares aconteció hace ya mucho tiempo.
En el costado derecho - a estribor dirían los marinos – se puede ver unos altos picos que superan los 2.700 metros de altura. A simple vista este cordón montañoso parece desaparecer en el mar y según dicen los geógrafos, esta isla verde sería parte continuada de los Alpes por lo que otros suelen recordar a este sector del planeta como una verdadera “montaña en medio del mar”. Los verdaderos corsos son nativos de este paradisíaco paisaje de playas extensas y hombres excelsos: su más ilustre hijo es nada menos que EL GRAN NAPOLEÓN Bonaparte, quien la anexó finalmente a Francia en 1797 luego de una larga disputa con la República de Génova, de ahí que los corsos de estirpe se sienten más italianos que franceses, sino pregúntenle a Pasquale Paoli, el “Padre de la Patria” por su fervor italiano y acérrimo nacionalismo, queriendo incluso hacerla una república independiente de todas las que le acosaban.
En el flanco izquierdo -a babor según la punta (proa) del barco- se puede apreciar la cara oeste de la isla italiana de Elba. Parecería ser, que vamos navegando por una línea indefinida que fueron reclamadas en forma indistinta por italianos, franceses, españoles y napolitanos, ya sea por sus riquezas minerales, ya sea por su extraordinaria posición geoestratégica. EL GRAN NAPOLEÓN, la “reinó” por poco tiempo durante su exilio y lo convirtió en un principado el 4 de mayo de 1814, pasando a ser parte primero del Ducado de la Toscana y luego del Reino de Italia. Sí…mencioné el corto exilio en la isla de Elba, porque para entonces, los británicos luego de ocasionar la peor derrota a las tropas napoleónicas en Leipzing (Alemania-1814), obligaron a que EL GRAN NAPOLEÓN, abdique a su trono y viva en el exilio como soberano de la isla que este barco cruza. Finalmente, el pequeño emperador huye por estos mares hacia Cannes al conocer que lo quieren desterrar a una lejana isla en medio del Atlántico (Santa Helena), pero su desgracia fue completa cuando cae derrotado nuevamente en la Batalla de Waterloo (Bélgica) en 1815, como preámbulo a su letal destierro ya anunciado, tema de mucho interés que me ocuparé en analizar en otra ocasión.
El camarote número 8231 que nos fuera asignado se retumba y nos hace seña que hemos entrado en el área de influencia del nubarrón gris que en el cielo se veía. El agua del bravo mar golpea con fuerza el casco del barco y hace tambalear lentamente su estructura y gran tonelaje. El vapor se eleva al cielo y su espumoso oleaje inunda los balcones alertando a la tripulación sobre el peligro alcanzado. Después de dos horas de agitado bamboleo, el tiempo calma y la proa apunta con rumbo sur hacia el Puerto de Civitavecchia en la Provincia de Roma. A babor se puede divisar a la encantadora isla de Giglio que fuera testigo de la tragedia naval más horrenda que golpearía profundamente al orgullo de los grandes cruceros italianos, pues el gran crucero bautizado como Costa Concordia, había naufragado por negligencia de su Comandante, Francesco Schettino, EL COBARDE CAPITÁN. La anunciada tragedia ocurrió un día viernes 13 de enero del año 2012 a las 21h42, como ignorando la existencia de la mala suerte en las supersticiones occidentales, cuando se anuncia que el martes 13, como el viernes 13: “ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes”… Desviando -el Comandante- la ruta normal del crucero, una gran roca desagarra 70 metros su pesada estructura y hiere de muerte al gran navío que finalmente encalla con 4.229 personas abordo.
EL COBARDE CAPITÁN, en precipitada huida abandona cuan rata el barco y junto con su primer oficial dejan a su tripulación y a sus pasajeros a la vera del camino y a su suerte...
Más tarde, este mismo comandante no sume su responsabilidad y culpa a la tripulación de este grave naufragio. Cobarde e indolente, sucio y tramposo, negligente e irresponsable son los calificativos que merecen este tipo de individuos que no faltan en el mundo….en el Ecuador nos gobernaba uno de ellos.…
18h23
Mar de Liguria -Córcega –Francia / domingo 22 de octubre de 2017
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