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LOS ESPÍAS. Una reflexión de lo que no se debe hacer...

Actualizado: 2 nov 2018



LOS ESPÍAS.

Por Jenner Baquero.

Entrevista al General de Brigada en servicio pasivo Miguel Oswaldo Moreno Valverde.


Son las 8 de la mañana del domingo, Paty, la esposa de Oswaldo (OM) nos sonríe y saluda mientras cruzamos la cocina para pasar al comedor de la parrilla a fin de tomar un poco de sol mañanero; “Ya pronto sirvo el desayuno...estoy haciendo bolones con una nueva receta”, Paty es alta, delgada; mantiene una amplia sonrisa todo el tiempo, su mirar va directo a los ojos. Nos sentamos frente a un magnífico patio de césped limitado por una pared hermosa cubierta por una larga enredadera tipo hiedra, me parece estar en alguna casa medieval de Perugia.


El día anterior hemos ido a entrevistar al Coronel Eduardo Vergara, un soldado, un caballero, un verdadero guerrero; la presencia del General Oswaldo Moreno es indispensable a este nivel, enfila mis inquietudes hacia el entrevistado en el léxico militar; no sólo eso, es el que le pone la sal a la entrevista convirtiéndola en tertulia a la vez que rompe el hielo; para después de la intensa charla ha preparado un “súper invento” tecnológico: un micrófono que se conecta vía bluetooth al YouTube y a cantar con karaoke se ha dicho… el Comandante Vergara, Oswaldo y yo hemos “barrido” con 60 años de música popular desde Javier Solís hasta Diego Aguilar, de Leo Dan a Iracundos, de Cecilio Alva a JJ; entre canción y canción: bullying a morir: Eduardo contra Oswaldo, Oswaldo contra Eduardo, ambos contra mí, yo contra ambos, me cantan “60 y 20” por las edades entre mi joven mujer y yo (aunque estoy en los 40s aún) ; ella me acompaña a todo lado porque tiene memoria de elefante: mientras relato ella repite escenarios, conversaciones, gestos, etc., quizás desarrolló esa habilidad mientras desde niña escuchaba los relatos de su tío, ex combatiente del Cenepa. En fin, una reunión para no olvidar.


Siendo las 8:15, aparece Oswaldo sonriendo mientras se frota los ojos, él viste camiseta y bermudas; todos nos ponemos a observar el césped mientras el sol lo va iluminando, el ambiente se va calentando bajo el cielo azul que limpio aparece en la Urbanización El Condado; nos ponemos a charlar sobre la tarde anterior, la tecnología del karaoke, “De la Cruz al Trueno”, la guerra de 1981, Manolo Asterio y el BCS 16 y terminamos discutiendo algo de geopolítica; con el grado de General más seis títulos académicos, Oswaldo “baila” al son que le toquen, conoce de todo y se expresa con soltura, tiene la inteligencia despierta y ata cabos con precisión y rapidez.


Ya sentados alrededor de la mesa donde Paty va colocando un estupendo desayuno, abordo a Oswaldo en un tema que me intriga: ¿Cómo fue aquella misión de reconocimiento en el Perú en el 96?; a la verdad, en 4 años de entrevistas sobre las guerras de América Latina escuché todo tipo de historias de combate pero poquísimas de inteligencia militar; he hablado con veteranos de la Segunda Guerra Mundial: alemanes, ingleses y americanos, veteranos de la guerra de Vietnam, de Malvinas, de la lucha contra subversiva contra Sendero Luminoso, contra las FARC, con veteranos de la Guerra o conflicto del Cenepa, etc., pero historias de ‘espionaje’, muy poco, aquel tema me es muy interesante.


El bolón sabe magnífico, en especial combinándolo con una taza de café con un poco de leche; ese café está “bravísimo”, nivel experto: oloroso y fuerte, incluso para mí que sé apreciar un café de calidad; por otro lado el bolón está crocante, riquísimo, lo despacho con todo placer. Paty se acomoda muy cerca de Oswaldo, ambos son altos, cerca al 1.80 m, se toman de la mano y apuran el jugo natural de naranja.


Junto a Oswaldo y Paty. Animando la tertulia y el sabroso desayuno en casa de la pareja.

Oswaldo toma una servilleta, se limpia los labios y comienza a contarme esta gran historia a la cual la intitularé: “LOS ESPÍAS”, un relato que permitirá auscultar ‘a vuelo de pájaro’ la cara oculta de las órdenes militares que no se han escrito en los libros sobre un conflicto bélico que se ‘caía de maduro’.


JB: Cuéntame algo Oswaldo sobre tus funciones en el 95.

OM: Bueno… tenía el grado de Mayor del arma de Artillería y en ese momento era el Ayudante de órdenes del Comandante de la Tercera División de Ejército “Tarqui”, la unidad operativa más completa que enfrentaba al Ejército de Operaciones Norte peruano.


JB: ¿Cuál fue tu relación con el General Moncayo?

OM: Ninguna, hasta que en abril del 95 recibí un telegrama suyo en el que me disponía que presente un estudio de necesidades de misiles antiaéreos en el Zona de Operaciones Sur (Provincias de El Oro, Loja y Azuay) especialmente de los puntos críticos, áreas críticas y áreas estratégicas a defender porque ya se conocía de un presunto ataque de la poderosa Fuerza Aérea peruana -FAP-.

Recuerdo que durante una visita de mi General Paco Moncayo (Comandante del Teatro de Operaciones Terrestres) al Puesto de Mando divisional, le mencioné que había retornado de Brasil haciendo un Curso de Artillería de Costa y Antiaérea con los más sofisticados sistemas de misiles que ese país disponía y pienso que por esa razón me designó tan importante misión. Este comentario lo hice justo cuando recibió el parte de las primeras escaramuzas en el Cenepa. Nos dimos un abrazo tenso y se dirigió directamente a Patuca acompañado de su ayudante de órdenes.

JB: ¿Tienes alguna anécdota durante el cumplimiento de esa misión?

OM: Me asignaron dos helicópteros franceses tipo Gazelle para realizar la planificación y organización de la Defensa Antiaérea. En Loja, recibí un reconocimiento público en el mismo puesto de mando del Comandante de la Brigada, por mi desempeño profesional, lo cual me sorprendió mucho porque su Comandante era muy ‘cascarrabias’ con sus subalternos y su deferencia para conmigo me agradó en demasía. Su emotiva carta la tengo guardada en mis archivos.

Recuerdo también que casi nos estrellamos con el helicóptero en la Provincia de El Oro. Al retornar al Puesto de Mando de la División, luego de realizar un reconocimiento aéreo en el sector de El Progreso, el señor Teniente Fernando Lanas, habría cedido el control del helicóptero a su copiloto quién en medio de su tensión en pleno vuelo táctico, no logró divisar un par de boyas de señalización que colgaban de unos largos cables y por segundos casi nos estrellamos. El valiente oficial antes referido, tomó en forma violenta los mandos del helicóptero y en una maniobra de emergencia elevó la nave al cielo para salvar en forma milagrosa a su tripulación y a la costosa aeronave. Tardaríamos unos quince minutos más para aterrizar y mi corazón no dejaba de ‘desacelerarse’ ante el susto pasado… desde aquella ocasión saludo con mucho afecto y le suelo dar un “abrazo de oso” cuando veo a Fernando, hoy Agregado Militar en la Federación rusa.


JB: Entremos en materia. Cuando los países garantes entran en acción, conformaron la Misión de Observadores Militares Ecuador- Perú, -MOMEP- ¿No es verdad?

OM: Efectivamente: Los gobiernos de los Estados Unidos, Brasil, Chile y Argentina como países garantes del Protocolo de Río de Janeiro, dispusieron a sus representantes diplomáticos que conformen la MOMEP con el propósito de solucionar los impases subsistentes entre Ecuador y Perú que permita restablecer un clima de distensión y amistad entre las partes para lograr la paz definitiva.

A mediados del año de 1996, fui designado como Observador Militar de la MOMEP y nuestro trabajo se desarrollaba en el Destacamento de Coangos (Ecuador); en el Puesto de Vigilancia Nro. 01 denominado “Soldado Pastor” (Perú); en Patuca (Ecuador); y, en la Ciudad de Bagua (Perú) en donde se encontraban los Cuarteles Generales de la Brigada de Selva Nro. 21 “Cóndor” de Ecuador y la Sexta Región Militar en la zona nororiental del Perú, cuyos Comandantes veían con extrema incomodidad la estadía y presencia de los oficiales de la MOMEP.


JB: ¿Desde cuándo te infiltraste en el Perú?

Con una sonrisa para nada palaciega, el espigado General contesta mi pregunta, mientras yo sigo disfrutando del aroma del café servido…

OM: No soy un oficial especialista en Inteligencia, pero soy un militar formado en una de las mejores escuelas de Comandos del mundo ubicada en la fría ciudad de Latacunga.

Mi dura formación en las Fuerzas Especiales, me dio muchas pistas para darme cuenta de que los oficiales observadores peruanos nos espiaban -durante sus días libres- cuando se ‘paseaban’ a lo largo y ancho de nuestro país sin control alguno, llegando inclusive a ‘visitar’ Galápagos. Era sin lugar a dudas una tarea de espionaje que informé de inmediato al oficial Jefe de nuestra misión en la MOMEP.

JB: ¿Y qué hicieron tus jefes?

OM: Nosotros informamos, no evaluamos. Nosotros cumplimos órdenes, no pedimos explicaciones. Somos militares por convicción con un profundo amor y lealtad a la patria. Por lo tanto, las acciones tomadas por los mandos militares nos llegan ya procesadas y sus decisiones, entiendo, fueron producto de una profunda apreciación y análisis de la situación existente, por lo que desconozco por completo de lo que hicieron mis jefes con la información que recibieron.


JB: ¿Cuéntanos sobre tu infiltración en el Perú? -Le vuelvo a insistir- …

OM: Iré al grano… Primero: recibí una orden verbal de mi jefe directo para realizar un exhaustivo reconocimiento de la Base Aérea ubicada en Chiclayo, porque teníamos la información de que los aviones Mirage 2000 de la FAP estaban listos para despegar desde ese aeropuerto y se presumía que Fujimori iba a ordenar un ataque generalizado en el interior de nuestro país dejando de focalizar el combate únicamente en el área del Alto Cenepa, todo esto con la finalidad de exigir y obligar a las autoridades ecuatorianas a firmar en forma definitiva los límites del área no demarcada del Protocolo de Río de Janeiro de 1942. Segundo: debía constatar si se había terminado la construcción de los silos (Refugios para la aviación supersónica peruana) y ésta disposición era prioritaria en el reconocimiento que debía cumplir...


JB: ¿Y tus miedos, tus angustias…etc., ya que veo que eres un tipo común y corriente?

OM: Los militares no somos ni “supermanes” ni “rambos”, somos como tú bien lo mencionas: personas comunes y corrientes con una formación especial nada más. Sí que tuve miedo y un enorme temor si me llagaba a delatar. No voy a negarte que pensé en muchas cosas, incluso recordaba con angustia la misteriosa desaparición del Sargento ecuatoriano Enrique Duchicela por los servicios secretos del Perú cuando cumplía misiones diplomáticas en Lima.

Sabía que los riesgos eran muchos, más aún cuando el General Luis Pérez Documet, Comandante de la Sexta Región Militar, no autorizó mi salida. Sin embargo de aquello, nunca se me ocurrió insinuarle a mi jefe directo que la misión no podía cumplir, que no iría, o peor cuestionarme el ¿por qué sólo a mí? Simplemente, tenía que cumplir la orden sin dilación alguna y punto… así de simple.

JB: ¿Fuiste un espía, entonces?

OM: Si me quieres identificar así… mmm

–El General levanta su hombro derecho, como diciendo que no le importaba mi presunción-

-Se sonríen los contertulios ante la mirada de sorpresa de Paty, para quién todos estos temas son relativamente nuevos, ya que en segundas nupcias Oswaldo se casa con esta bella dama hace escasos nueve meses-.


JB: ¿Explícame que reconociste?

OM: El corredor aéreo que ofrece el Río Huancabamba: Bagua, Abra, Olmos, Lambayeque hasta Chiclayo.


JB: ¿Estaban listos los silos para albergar a los Mirages? -insisto al esquivo General-

OM: Estaban listos 20 silos para proteger aeronaves de combate y las construcciones estaban recién terminadas.


JB: ¿Qué tipos de aeronaves pudiste divisar?

OM: 21 helicópteros y 12 aviones de varios tipos. Presumí que los aviones supersónicos Mirage 2000 estaban en sus hangares y silos. No vi ninguno…

-Los detalles están en su informe que lo leo con prolijidad-


JB: ¿Alguna experiencia en esa audaz aventura?

OM: Mientras viajaba en la Cooperativa de Transportes “Los Pochis”, en el sector de Lambayeque a 229 Km de Bagua y luego de 5 horas 48 minutos de extenuante viaje, la policía de control peruana hizo su control de rutina y al azar escogieron a 4 pasajeros para controlar su documentación. Creo que me vieron medio ‘paisano’ y me libré de un seguro reporte.


JB: ¿Cómo finaliza tu misión?

OM: Tomé la aerolínea Continental rumbo a Lima y en su despegue pude constatar lo que había observado en la cabecera norte del Aeropuerto Cap. FAP José Quiñones Gonzáles. En la capital peruana entregué el Informe del reconocimiento como me habían ordenado y retorné a Chiclayo haciendo escala previa antes de llegar a Tumbes. Allí alquilé un ‘mototaxi’ para dirigirme a la frontera con Ecuador y en el sector de Aguas Verdes fui interceptado por un Suboficial de la policía peruana que me llevó detenido. El Teniente de turno del control policial, sin hallar argumentos de peso y ante mi insistencia de mi ilegal detención, ordena al Suboficial que me escolte hasta la frontera con Ecuador ante mi susto y constante preocupación. El bus interprovincial “Huaquillas” me llevó a la Ciudad de Guayaquil y tipo diez de la noche el avión Avro 001, me transportaría a la ciudad de Quito en un vuelo que se realizó con un solo generador eléctrico según supo manifestarme el piloto que tenía –por coincidencia- la orden de regresar a Quito a esas horas de la noche.


JB: ¿A quién informaste de su trabajo realizado?

OM: Al Consejo de Generales del Ejército.

-Apareció un silencio sepulcral en el ambiente de tertulia-


JB. ¿Al Consejo de Generales? –insisto–

OM: ¡Sí..! Cuando me presenté en el Comando del Ejército, me dispusieron que exponga los detalles del Informe de Inteligencia ante el Consejo de Generales y para mi sorpresa, recién ahí conocí que la misión a mi encomendada no ha sido puesta en conocimiento peor aprobada por el mando militar. El oficial más sorprendido fue el señor General que se desempeñaba como oficial de Enlace de Ecuador en la MOMEP a quién jamás se le consultó sobre tan aberrante y osada misión que se me ordenó que cumpla. Es decir, que si por alguna circunstancia mi persona era objeto de alguna detención o desaparición… nadie hubiese sabido de mi paradero…


JB: ¿Tuviste algún tipo de reconocimiento del mando militar?

OM: Ninguno


JB: ¿Ninguno? –refuto-

OM: ¡Como lo escuchas..!

Recuerdo que el señor Ministro de Defensa Nacional mediante oficio fechado el 24 de octubre de 2016, dispone al Comando General del Ejército, se me otorgue un Encomio Solemne (Reconocimiento meritorio) por haber demostrado mi eficiente preparación militar. Meses después esta orden fue desestimada por los mandos militares en razón -decían ellos- “… de que el cumplimiento cabal de las misiones y trabajos a usted encomendados son netamente profesionales.”

Pienso que las órdenes deben ser cumplidas con excelencia sin esperar nada a cambio.
Del cumplimiento de aquella misión, siempre me sentiré orgulloso.

JB: ¿Crees que este tipo de informes sirvieron al mando militar?

OM: La inteligencia táctica complementa a la inteligencia estratégica.

El señor General Paco Moncayo Gallegos, Comandante del Teatro de Operaciones Terrestres, en el Conflicto con el Perú en el año 1995, manejó con altura y sabiduría tanto la inteligencia táctica como la inteligencia estratégica y fue su decisión la que impidió que la Artillería pulverice con sus cohetes BM-21 el Puesto de Vigilancia Nro. 1 “Soldado Pastor” y el área de Cuevas de los Tayos, precisamente cuando el Presidente peruano Alberto Fujimori y su cúpula militar hacían una visita in situ a sus tropas y él arrogante se bañaba en las frías aguas del Río 'Cenepa'.

El mando militar ecuatoriano supo exactamente de las capacidades y vulnerabilidades de las Fuerzas Armadas peruanas, de ahí el corolario del conflicto.


Anexo "C" (Calco de Operaciones) al Plan Estratégico del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú. Aprobado por el Comando Conjunto para atacar las áreas estratégicas de Ecuador. Agosto de 1998. Fuente: www.americamilitar.com

JB: ¿Algún mensaje para las autoridades políticas y militares, General?

OM: Las presuntas incursiones de oficiales peruanos a nuestro territorio no fueron advertidas –por esta vez- por las comunidades de inteligencia ecuatorianas y viceversa, pero de haberse detectado tales “anormalidades” es deber de las autoridades políticas, militares y policiales cumplir el Convenio de Ginebra de 1949 que protege la vida y los derechos de sus prisioneros y se eviten los crímenes de Estado que muy difícilmente se podrán ocultar con el tiempo. El vil asesinato del sargento primero Enrique Roberto Duchicela Hernández, por parte de agentes de inteligencia peruanos, debería ser un estudio de caso para las autoridades políticas, militares y policiales DE LO QUE NO DE DEBE HACER…


JB: ¿Tus palabras finales?

OM: LOS ESPÍAS no siempre son los ‘chicos malos de las películas’, como muchos los identifican y reconocen. La amplia red de espionaje de Perú en Ecuador, supo advertir a tiempo al gobierno de Fujimori y a sus mandos militares que no era conveniente lanzar un ataque generalizado mediante un Plan Militar de Guerra para destruir las principales áreas estratégicas ecuatorianas … las razones sólo ellos lo saben. Pero la mejor recomendación recibida y finalmente aceptada por Fujimori fue la de firmar el acuerdo que selló la paz entre ambos estados, mediante el Acta Presidencial de Brasilia del 26 de octubre de 1998 y su consecuente cumplimiento.

En cambio: las agencias de inteligencia de Ecuador; sus sistemas de inteligencia electrónica; y, su amplia red de espionaje, supieron advertir al poder político y militar el uso adecuado y progresivo de la fuerza y se apostó por llevar la iniciativa al campo diplomático en donde, a nuestro pesar, fuimos goleados por la eficiente gestión de la cancillería peruana.

Por esta vez… gracias al excelente trabajo de los servicios secretos de inteligencia de ambos países, se evitó una catástrofe que no sabría de vencedores ni vencidos. Ahora y gracias a Dios nuestros pueblos se han reconciliado para siempre y eso es bueno porque nos permitirá enfrentar juntos los grandes desafíos del mañana.

JB: Me has dejado con la boca abierta con este relato...digo por lo sui generis.

OM: Cuando subas esta historia, deja constancia de mi respetuoso saludo desde este espacio a los colegas militares de ambas naciones que cumplieron para con su patria; a todos sus héroes vivos; y, aquellos héroes que ofrendaron su vida por una noble causa. Hago votos para que nunca más nos enfrentemos...que nos llevemos como hermanos e hijos descendientes de Túpac Yupaqui, Huayna Cápac, Pachacutec, Huáscar, Atahualpa, Rumiñahui … que nos permitan caminar como una sólida comunidad, con proyectos prósperos en beneficio de la seguridad y desarrollo de nuestros sufridos pueblos.


JB: Todo está consumado, delimitado y mediado. Las escaramuzas se han terminado y las dudas de una gran guerra se han esfumado para ambos bandos. Ventajosamente, no progresó la escalada del conflicto y por esta vez dejemos que divague nuestra imaginación con esta interesante entrevista bajo el apelativo de LOS ESPÍAS…


Aeropuerto Cap. FAP José Quiñonez, Chiclayo Perú. Fuente: Google Earth


 
 
 

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© 2018  Publicaciones escritas por: Oswaldo Moreno

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